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domingo, 13 de enero de 2013

Los espejos memoriosos

Los espejos memoriosos.


La abuela Hilaria era muy bella, cuentan que a su paso los hombres se quitaban el sombrero,y desde la incomoda posición inclinada, se quedaban mirando sus caderas como quien ve un barco que se aleja. Hasta que se daban cuenta del ridículo que hacían , allí paralizados en el medio de la calzada  como una veleta oxidada y sin viento . 

La casa de la abuela Hilaria tenia varios espejos,todos cortados  en fino cristal y enmarcados en maderas finas, eran herencia de su madre que un dia fue rica.

Aquellos espejos reflejaban en todas las habitaciones de la casa, la figura hermosa y vivaz de la abuela, su rostro de camafeo antiguo ,su cabello castaño y ondulado como un mar de rizos tenues y acariciantes ,y sus ojos, unos ojos bellisimos color verde jade ,que leían el alma de la gente.

Ella desde que se conocieron solo tuvo ojos para el abuelo que era un hombre pobre y trabajaba en las aduanas .La abuela se conformo con ser amada y feliz . Nunca reprocho al abuelo su pobreza.

En aquella casa  que se caía pedazos, vivieron amándose hasta el ultimo dia juntos. El abuelo murió con ocho décadas a cuestas ,una tarde de Enero mientras leía a Sartre. El abuelo era culto, y al final de sus días se hizo mil interrogantes sobre la existencia .

Pocos meses despues murió la abuela Hilaria. Sus hijos vendieron la casa y mi madre se quedo con los viejos espejos de cristal tallado,lo único de valor que allí habia.

Al poco tiempo, mi madre guardo los espejos en el cuarto de los trastos.lo recuerdo con mucha claridad ,fue cuando comenzamos a darnos cuenta que cuando nos veiamos en los espejos,estos no nos reflejaban ,sino que reflejaban la figura de una bella mujer vestida a la usanza de principios del siglo XX .Hermosa de cabello castaño y ojos verdes que leían el alma. 





El espejo de vestir ,cuadro de Berthe Morisot: la pintora impresionista

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