La casa y la cabra
Éramos tan pobres que ni piojos teníamos
La casa se caía a pedazos, eran
unos toletes grandes del bahareque, que tal vez cansados de tanto aguantar sol
y agua se tiraban al suelo para volver a ser parte de la tierra.
El viejo la había hecho con sus manos,
siempre nos decía - esas paredes son un tesoro, pero cuando yo me muera tumben
la casa y háganla de nuevo con cemento y bloques-. ! Al diantre! Como se le ocurriría al viejo que íbamos a
comprar bloque y cemento si ni siquiera comíamos regular. Éramos tan pobres que
ni piojos teníamos. Solo teníamos una cabra fea, que no nos habíamos comido
porque era puro cuero y ojos. La cabra tenía la manía de comerse el bahareque y
algunas paredes tenia unos huecos muy grandes
El día que se murió le dio por hacer
una grizapa .!!Háganle caso a la cabra!! !!Tumben las paredes, tumben las paredes!! Viejo
pa´ mañoso. No le hicimos caso.
Se murió pablo mi hermano unos meses después, dicen que de azúcar en la
sangre.- Yo no lo creí nunca, ese hombre era muy amargo-
Pero una noche llovió tan duro que se
me cayó la casa encima, de vaina que no me muero yo también debajo de aquella
torta de barro. Mala suerte por que por estos lados no llueve mucho me decía a mi mismo para consolarme.
Cuando amaneció y revise lo que quedaba
de la casa, vi que en una de las paredes entre los palos del bahareque había tres
bolsas de lona. Cuando las abrí estaban llenas de Fuertes de Oro .Después me
entere que eran morocotas de la guerra
federal.
Guarde las morocotas y no le dije a nadie, Pasaron
algunos años y hice esta casa de bloques y cemento como decía el viejo. Me busque
una mujer y tuve hijos, ahora son hombres
Con las pocas morocotas que vendí
mantuve a mi familia, las otras están en un lugar secreto. Ya todos se fueron a vivir en otras partes y
me dejaron solo.
Cuando vienen a visitarme en las
vacaciones les digo a ellos y a mis nietos !! estas paredes son un tesoro y ellos se ríen
!!.
Yo también me rió .Una por una no es
trampa, y me acuerdo de aquella cabra tan fea. De cuando éramos tan pobres, que
ni piojos teníamos.