Mozart

martes, 5 de junio de 2012

Ojos Vacios.

Tenia dos semanas haciéndolo y se volvió  costumbre, Joaquin llegaba por el camino viejo del rió saltaba la cerca de alambre y subía un pequeña pendiente , en un pequeño claro estaba la jaula de los gallos lejos de la casa, la señora Ana la esposa de don Pablo sufría de asma y el olor de los gallos la enfermaba por eso la jaula estaba ahi, lejos de la casa y lejos de los perros que siempre dormían cuando llegaba la tardecita, metió  las manos levantando una de las tapas y saco limpiamente  un gallo giro de buen porte ,luego abrió otra y saco otro gallo, esta vez un marañón que le arranco un tajo de sus dedos   , los tapo con el trapo que llevaba a modo de cobija,con rápidos movimientos de ladrón, y bajo caminando despacio hacia el rió pensando a quien le vendería los gallos en el pueblo vecino para luego irse a la cantina a beber  buen ron,salto de nuevo la cerca y cuando cayo , sintio un golpe fuerte en su pierna, pensó que una rama lo habia golpeado pero cuando miro hacia abajo miro la trampa de estacas clavada  a lo largo de su muslo , pensó en gritar pero seria descubierto y lo meterían preso,trato de levantarse ,pero no pudo ,el golpe de  las púas habia partido el hueso , Joaquin se arrastro solo un poco ,el dolor lacerante lo invadía y la sangre teñía de oscuro sus viejos pantalones , veía gotear la sangre lentamente de la tela como goteaba el café en el colador de su rancho, fue muy fuerte el dolor al principio pero al rato solo sentía el fluir  de su cuerpo gota a gota .    Los dos gallos curiosos al olor de la sangre lo miraban, al rato Joaquin se desvanecía lentamente y no se dio cuenta cuando los animales le comieron los ojos dejando solo dos agujeros llenos de hormigas, a lo lejos un sol rojizo buscaba ocultarse en el horizonte.

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