Mozart

martes, 6 de noviembre de 2012

Tallas


Tallas

A Serafín amargado y avaro solo lo distraía de hacer dinero  su obsesión por la muerte, una manía enfermiza de lo que pasaría el día de su partida al otro mundo. Era dueño de un puesto de comida donde les vendía a los turistas los ricos platos tradicionales de la comida de la costa, también era un hombre vociferante y gritón sin ningún tipo de humildad.

 Un día compro una casa cerca del rio la casa mas grande del pueblo, debia ser así porque Serafín media casi dos metros y pesaba mas de ciento treinta kilos, era un hombre muy grande de cuerpo mas no de alma. Serafín tenia un vecino llamado Fluvio paz un hombre muy pequeño de estatura todo lo contrario de Serafín, solo pesaba unos cincuenta kilos, Fluvio era de esas personas a las que todo  siempre les queda grande  y siempre parecía que estaba desapareciendo entre sus ropas .Serafín odiaba a su vecino Fluvio por ser un tipo callado , insignificante y mal vestido , como sabia que Fluvio era muy pobre acostumbraba a traer la comida sobrante de su negocio y dársela a los perros ante la mirada triste de Fluvio que se alimentaba muy mal y a veces no tenia con que comer.

Su  obsesión con la muerte había llevado a serafín a comprar una gran urna hecha a su medida, decía que cuando muriera debía ser enterrado como lo merecía, aquel monstruoso sarcófago que  media casi tres metros y era tan ancho como una puerta grande, tenia adornos dorados, era de madera costosa y permanecía guardado en la funeraria del pueblo. La tragedia nunca se espera y en esos días llovió tanto que el rio creció mucho, desde la montaña bajo un torrente de agua piedras y arboles arrastro  a su paso las casas cercanas al rio.

No quedo nada de la casa de Serafín  nunca encontramos su cadáver. Seguro estaría mar adentro dando de comer a los grandes peces que se deleitarían con su gigantesca humanidad. La pequeña casa de Fluvio también fue arrastrada por el rio, su cuerpo  lo encontramos debajo de un árbol en la orilla de la playa. Fue así como en su manía por la muerte  Serafín término siendo el desayuno de algún tiburón con suerte .Y Fluvio así  como había vivido, dentro de ropas y cosas que le quedaban grandes, Fue enterrado en aquella inútil urna gigante que tanto dinero le había costado a Serafín.

Nada es seguro en esta vida .La muerte no sabe de tallas.






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