Era un hombre pequeño y fuerte de esos que parecen que nacieron viejos,con ropas de color indefinido, su cuerpo deformado por los años y el trabajo pesado,lucia un sombrero eterno maltratado por la lluvia y el sol. Vicente parecía pegado por el destino a su vieja carretilla hecha de madera. Con su carga de leña venia de arriba, del camino de pipe por donde ya se perfilaban algunos barrios que luego se llenaron de gentes.
Algunos contaban que Vicente hablaba con los arboles y con las plantas llenas de flores que crecían alrededor del hilo de agua de la quebrada de pipe ,tal vez por eso algunos creían que era loco ,los seres humanos siempre catalogamos lo que no entendemos como locura, tal vez Vicente prefería conversar con la naturaleza a conversar con la gente que lo creía loco.
Vicente vendía la leña a las viejas matronas que aun cocinaban en fogón ,las abuelas a las que cocinar estufa de gas les parecía molesto,tal vez por la fuerza de la costumbre, de años de tradición y humos aromáticos de los viejos fogones,años de memoria y recuerdos que se perpetuaran mientras quede un fogón en algún pueblo.Lo cierto es que Vicente con su carretilla vieja suministraba el combustible para los fogones.
Pocos sabían en que parte del pueblo vivia, pero todos lo conocían ,algunos dicen que todavía en las madrugadas ,oyen el chirrido de la carretilla de Vicente y se asoman pero no ven nada, otros dicen que Vicente sale por los lados de Zamora con la carretilla llena de leña seca.
Los niños en su inocencia, le tenían miedo a aquella figura vieja y solitaria, en las casas cuando un pequeño no quería comer o se portaba mal ,las madres decían,Come que si no comes te va a llevar Vicente carretilla, pórtate bien porque por ahí viene Vicente..... esto con el tiempo se volvió una costumbre en todo el pueblo, cosa mala para Vicente por que los niños al crecer pensaban que Vicente era malo, y mas de una vez fue atacado a pedradas por los zagaletones que antes eran niños y ahora buscaban de vengarse del objeto de sus miedos infantiles.
Recuerdo que una vez lo vi de cerca, era muy temprano y estaba yo en el jardín de la vieja casa de la calle Chaurell donde vivíamos allá por los años ochenta ,paso Vicente y le ofrecí café, asintió con la cabeza se tomo el café caliente casi de un sorbo , tenia unos ojos pequeños y brillantes ,en su arrugada cara se dibujaba una sonrisa triste,me devolvió la taza ,levanto la mano para despedirse y siguió caminando al compás de la monótona música de la carretilla de madera.
Ya Vicente no pasa con la leña, ya casi no quedan fogones en las casas y ningún niño le tiene miedo, pocos creen que Vicente carretilla ande saliendo por las calles vacias de San Mateo.
Pero en mi mente y en la mente de muchos San mateanos, persiste el recuerdo de Vicente su carga de leña y el chirrido de su carretilla por las calles vacias.
Dedicado a La poeta Ingrid Chicote quien sabe que la memoria de los pueblos y de las familias es el origen de nuestra identidad y al poeta Leo Villaparedes para quien no morirá nunca el recuerdo de la niñez en su pueblo de la victoria ,donde conoció a un duende enamorado de las muchachas que iban al rió.
De Juan Francisco Lara Fernandez
Junio 2012
Algunos contaban que Vicente hablaba con los arboles y con las plantas llenas de flores que crecían alrededor del hilo de agua de la quebrada de pipe ,tal vez por eso algunos creían que era loco ,los seres humanos siempre catalogamos lo que no entendemos como locura, tal vez Vicente prefería conversar con la naturaleza a conversar con la gente que lo creía loco.
Vicente vendía la leña a las viejas matronas que aun cocinaban en fogón ,las abuelas a las que cocinar estufa de gas les parecía molesto,tal vez por la fuerza de la costumbre, de años de tradición y humos aromáticos de los viejos fogones,años de memoria y recuerdos que se perpetuaran mientras quede un fogón en algún pueblo.Lo cierto es que Vicente con su carretilla vieja suministraba el combustible para los fogones.
Pocos sabían en que parte del pueblo vivia, pero todos lo conocían ,algunos dicen que todavía en las madrugadas ,oyen el chirrido de la carretilla de Vicente y se asoman pero no ven nada, otros dicen que Vicente sale por los lados de Zamora con la carretilla llena de leña seca.
Los niños en su inocencia, le tenían miedo a aquella figura vieja y solitaria, en las casas cuando un pequeño no quería comer o se portaba mal ,las madres decían,Come que si no comes te va a llevar Vicente carretilla, pórtate bien porque por ahí viene Vicente..... esto con el tiempo se volvió una costumbre en todo el pueblo, cosa mala para Vicente por que los niños al crecer pensaban que Vicente era malo, y mas de una vez fue atacado a pedradas por los zagaletones que antes eran niños y ahora buscaban de vengarse del objeto de sus miedos infantiles.
Recuerdo que una vez lo vi de cerca, era muy temprano y estaba yo en el jardín de la vieja casa de la calle Chaurell donde vivíamos allá por los años ochenta ,paso Vicente y le ofrecí café, asintió con la cabeza se tomo el café caliente casi de un sorbo , tenia unos ojos pequeños y brillantes ,en su arrugada cara se dibujaba una sonrisa triste,me devolvió la taza ,levanto la mano para despedirse y siguió caminando al compás de la monótona música de la carretilla de madera.
Ya Vicente no pasa con la leña, ya casi no quedan fogones en las casas y ningún niño le tiene miedo, pocos creen que Vicente carretilla ande saliendo por las calles vacias de San Mateo.
Pero en mi mente y en la mente de muchos San mateanos, persiste el recuerdo de Vicente su carga de leña y el chirrido de su carretilla por las calles vacias.
Dedicado a La poeta Ingrid Chicote quien sabe que la memoria de los pueblos y de las familias es el origen de nuestra identidad y al poeta Leo Villaparedes para quien no morirá nunca el recuerdo de la niñez en su pueblo de la victoria ,donde conoció a un duende enamorado de las muchachas que iban al rió.
De Juan Francisco Lara Fernandez
Junio 2012
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