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miércoles, 20 de febrero de 2013

El comerciante

El comerciante


En aquellos días vivíamos en Coro(Capital del estado Falcón en Venezuela) y escaseaba la harina de maíz en nuestra ciudad . Como ahora  no se conseguía en ninguna parte, La gente se desesperaba al no encontrarla.era ala materia prima para las infaltables arepas .

Caminábamos por la avenida cuando vimos a hombre de sombrero, que sentado en medio de varios bultos de harina, los vendía con un letrero que decía "Oferta" . Nos atendió muy bien,eran contagiosas su sonrisa y su alegría .

Pudimos comprar el ultimo de los bultos bien caro por cierto, contentos mi mujer y yo llevamos nuestra preciosa carga a nuestra casa .En la calle nos veían con envidia los demás paisanos.

Al llegar a nuestra casa mi mujer de inmediato puso a calentar el budare para hacer las arepas .Su grito hizo que yo corriera a la cocina a ver que le pasaba. 

Pude ver como la fina y dorada arena sacada de los medanos de Coro se regaba por el piso,y la cara llena de sorpresa y disgusto de mi mujer . !Nos estafaron viejo! solo me quedo sonreir y vaciar el contenido de los restantes diecinueve paquetes de un kilo en el patio.

Cuando buscamos en el sitio donde estaba el tramposo comerciante no habia nadie,en el suelo solo habia una factura borrosa de una tienda cercana ,que relejaba la compra de un sombrero de color negro, donde se leía a duras penas un nombre Jean Pharmenio.

No lo vimos mas nunca, se lo trago la tierra.

Lo único bueno fue que a raíz de el incidente, mi mujer y yo aprendimos a hacer las arepas como se hacían antes .Moliendo, cocinando y amasando el maíz .Son mucho mejores que las de harina precocida.

Por esos mundos debe andar el tal Parmenio deshuesando inocentes ,con su sombrero negro de ala corta y sus eternas trampas. 


Juan Francisco Lara Fernandez Cagua 20 2 2013


Medanos de Coro








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